Cuando recuerdo mi niñez
me llegan buenos recuerdos,
que a pesar de hace muchos años
aún conservo en mi pensamiento
esa última imagen
ese último despido.
De mi abuelo el último apretón de manos
cómo reconociendo que su nieta
estaba ahí a su lado,
no lo iba a abandonar
hasta su último suspiro.
De mi abuela la historia
que me contó,
invenciones suyas
pero su nieta atentamente escucho.
De mi yayo su última frase fue
tú yayo se muere
y el pobre hombre no se equivocó
al día siguiente murió.
Aún lloro vuestra ausencia
pero tengo la seguridad
de que mi vivencia con vosotros
no la cambiaría por nada.
Seguid cuidándome
desde el más allá
porque sé que aún
voy acompañada
de tres valores
que ustedes demostraron tener:
de la bondad y la franqueza
de la constancia y la fuerza
y del amor y paciencia.
me llegan buenos recuerdos,
que a pesar de hace muchos años
aún conservo en mi pensamiento
esa última imagen
ese último despido.
De mi abuelo el último apretón de manos
cómo reconociendo que su nieta
estaba ahí a su lado,
no lo iba a abandonar
hasta su último suspiro.
De mi abuela la historia
que me contó,
invenciones suyas
pero su nieta atentamente escucho.
De mi yayo su última frase fue
tú yayo se muere
y el pobre hombre no se equivocó
al día siguiente murió.
Aún lloro vuestra ausencia
pero tengo la seguridad
de que mi vivencia con vosotros
no la cambiaría por nada.
Seguid cuidándome
desde el más allá
porque sé que aún
voy acompañada
de tres valores
que ustedes demostraron tener:
de la bondad y la franqueza
de la constancia y la fuerza
y del amor y paciencia.
Con mucho cariño
de vuestra nieta
que siempre os tiene presente.
de vuestra nieta
que siempre os tiene presente.


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