miércoles, 24 de abril de 2019

La fiera oculta






Llegó el día
en el que la mujer
no pudo más,
y en casa, sola,
se desgarró la piel
para sacar de sus adentros
a la fiera, a la que cansada
de sus silencios no pudo
controlar más.

Se quitó el disfraz
de mujer versátil,
y salió la loba aullando,
arrasando con todo aquello
que encontraba en su camino.

No podía creer que esa loba
fuera su verdadero carácter,
su verdadero YO.

Aquella fiera,
no quería gente a su alrededor
ni calmarse a base de somníferos.
Nada podía con ella.

Sacó uñas y dientes,
aullaba hasta desgarrar
su garganta,
nadie podía ir en su contra,
ni ella se creía el poder que tenía.

Fuera miedos,
fuera palabras insignificantes,
un aullido y unos dientes afilados
hacían ver toda la rabia contenida
durante mucho tiempo.

Un zarpazo bien dado
sin más miramiento,
un aullido donde el silencio
ya no era oculto.

Donde la mujer que era
en la vida, ya no existió.
Ahora era una loba indignada
una fiera inimaginable
donde ni ella
pensaba que llegaría a ser.

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